No imaginaban ninguno de los dos,
que se convertiría en algo inevitable entre ellos.
El tener la imperiosa necesidad de desear verse
sin pensar que uno seria para el otro el causante
de toda esa felicidad que los enamora.
Las formas de el hicieron ganar su confianza,
el arte de ella le hacia olvidar lo que ha sufrido
por amar.
Mientras sus manos por fin podían tocarse y el
miedo a la presencia física se había desvanecido. No les cabía mas pensamientos
que el buscarse y pensar que merecía la pena el arriesgar todo por todo que
aquella noche seria la mas bella por esas horas juntos y el poder sentir los
pequeños gestos de ternura que aquellas horas de felicidad les daba nadie se
los podría arrebatar. Y antes de terminar la noche se pedían mientras la luna
les sonreía por aquellas calles empedradas entre miradas de gatos furtivos.
Volverse a ver, volverse a morir en cada roce, en cada mirada, mientras se oían
sin huir, sin confundir si era realidad o sueño. Porque se dibujaban las
huellas en sus cuerpos para nunca olvidarse que se amaron, que se amaran en la
distancia y que contaran sus días para estar de nuevo en sus brazos y amarse
esas horas como lo habían imaginado.....
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