"A veces uno desaparece gente en su corazón,
en su cabeza, en las canciones,
enterrados en el patio trasero
o en rincones de la ciudad
que detienen su tiempo como en una postal.
Y a veces esas personas que no estaban
del todo muertas
del todo olvidadas
o del todo enterradas
regresan para mostrarnos una parte de nosotros
que con ellas murió, o se olvidó o quedó detenida
como una figura de cera para un museo
de nuestras nostalgias reprimidas.
Y es entonces que sus actos de aparición
nos descubren como nos encontrábamos
cuando éramos jóvenes y repasábamos
a esos niños que fuimos en los álbumes
donde pegabas las fotografías y las cubrías
con una pequeña capa de plástico.
Nuestra era digital no dista del todo
de aquellos seres análogos que fuimos
antes de las "historias" o de la vida efímera
ante gente que aparece y desaparece
con la velocidad de un scroll de pantalla.
El corazón sabe de sus luchas
y aún más de sus derrotas.
De toda la arena y de todo el fango que tragó
y de todos los años que lleva a cuestas
como un vagabundo que empuja
un carrito de supermercado
en medio de la noche de una fría ciudad
donde suenan los fuegos artificiales
mientras otros sólo esperan
el sol primero de un año nuevo
que no dista demasiado
del sol que apareció ayer".
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