lentamente a mi boca,
venias probándome desde la nuca,
mis labios iban rosando apenas tu piel,
y cuando girabas de golpe para atrapar mi boca con la tuya,
mordías solo mi labio de arriba.
Me ofrecías todos los ángulos pronunciados de tu cara,
comías de mis pómulos y después de mi barbilla,
entonces decidias mojar también mis ojos,
y una y otra vez hacías lo mismo.
Luego te apoderabas de mi ser
y me hacías mirar la humedad de tu boca sobre mis ojos cerrados,
cuando menos me daba cuenta,
habías pasado de acariciar con tus labios y tu lengua,
hacer lo mismo a mi ser,
dibujabas de nuevo con la punta,
a través de la piel todos mis círculos,
y otra vez me hacías mirar y admirar el placer, la humedad ,sin verla
todo mi cuerpo era un eco de círculos concentricos al rededor de tu boca,
yo era una espiral movida solo por tu boca.
