Bienvenido Diciembre con tus luces y tu nostalgia . Con tus promesas y sueños incumplidos. Te quitaste los zapatos para no hacer ruido y me sorprendiste , sin darme cuenta ya te estaba viviendo. Tu siempre me has parecido tan bello para olvidarlo todo y comenzar de nuevo.
De tu mano salí de mi casa, donde comenzó nuestro
largo trayecto, tomando la ruta de la ilusión, nos fuimos por la calle de la
esperanza, qué hacía esquina con la calle de la voluntad,
Atravesamos la calle de los ideales y pasamos por la de los sueños, qué más
adelante se convertía en la calle del amor. Reíamos tanto mientras caminábamos
por la calle de la confianza,
Lo pasábamos tan bien qué no medíamos el tiempo del recorrido pero no pudimos
evitar pasar por la avenida de las diferencias, de ellas salían varios
callejones, el de los problemas, el de la motivación, el de los anhelos.
Había tantos caminos cruzados pero seguimos adelante sin dar paso atrás.
Decidimos girar hacia otra dirección para evitarlos y seguimos caminando de la
mano, tantos lugares, gente, rumbos,
Parecíamos tener el destino claro, la ruta marcada y el lugar preciso... Pero
yo no supe en qué momento nos soltamos, desviando nuestros rumbos en medio de
tanta ciudad, de tantos rostros, te busqué desesperadamente,
Pasé por la calle del dolor, la del desconsuelo, con la esperanza de qué me
estarías buscando igual que yo. Así qué pregunté hacia donde estaba la calle de
la felicidad, y la indicación fue la de tomar la de la esperanza,
Dar vuelta en la esquina de los sueños y dos calles más ahí estaría... Pero no
fue un camino fácil. Mi sorpresa fue qué halle mucha gente preguntando por el
mismo camino, perdonas perdidas cómo yo, buscaban y buscaban
Y mientras algunos se quedaban en el intento porqué parecía que les llamó más
la atención otros sitios, otras personas, no perdían las esperanzas. Vi a
algunas quedarse en un callejón llamado rencor,
Otras optaron por el de la libertad y otras más por el de la amargura, y yo sin
poder encontrar el camino adecuado, me quedé sentada cuando mis pies ya no me
respondían más, me senté a llorar por mucho tiempo,
Sin fijarme qué estaba en la calle del dolor, afuera del mercado del destino,
frente a la tienda de los recuerdos. De repente sentí a mis espaldas la presencia
de una persona qué me tomó del hombro y sólo me dijo que su nombre era
oportunidad,
Me entregó un mapa para hayar varios caminos, me dio su tarjeta para buscarlo
cuando lo necesitara, y se fue hasta qué lo perdí de vista. Desdoble aquél
documento qué decía " Mapa de la vida"
En donde podía ubicar el mundo de destinos posibles para continuar con mi
camino. Pero en el fondo de mi corazón, tenía la convicción y la certeza de qué
podía hayarte de nuevo,
Así qué me puse en pié, sequé mis lágrimas y volví a mi paso cada vez más
firme, más rápido, sabía qué todo el camino recorrido a tu lado valía la pena
haberlo hecho cómo para darme por derrotada,
Caminé y caminé por la calle de la fé, una calle tan larga, tan alumbrada y tan
hermosa qué quién pensaría qué tendría una salida doble, la del logro y la de
la decepción.
Sin saber qué rumbo me llevaría a encontrarte, un oficial me preguntó qué si
estaba perdida, le dije que sí qué estaba buscando a una persona y le enseñé
una fotografía tuya, siempre la llevaba conmigo.
Cuando la vió él hombre se sorprendió y me dijo qué te había visto en un
callejón oscuro, mi corazón se exaltó y pregunté desesperadamente donde podía
hayarte, me dijo que tenía qué desviarme de mi ruta para llegar ahí,
Era la calle del fracaso, esquina con la calle de la traición, me dijo qué
había platicado brevemente contigo y me comentó qué le dijiste qué
permanecerías un tiempo ahí. En ese momento perdí el aliento,
dí un paso a trás tirando la fotografía, salí huyendo sin ver una vez más el
camino qué tomaba. Dando pasos agigantados por la salida de la decepción grité
y lloré desconsolada, sin fijarme qué pasé un largo tiempo por el mismo camino,
Como si estuviera dando vueltas sin salida con muy pocas fuerzas qué aún me
mantenían en pié, decidí entonces buscar la salida, y hallarla incluso, cómo
una nueva casa donde comenzar una nueva vida,
Recordé qué aún conservaba el mapa qué me había entregado la oportunidad y el
destino y encontré una salida de ese camino... era la salida del perdón, cuando
caminé por ahí me sentí tranquila conmigo misma,
Dándome cuenta qué había entregado lo mejor de mí, me sentí satisfecha por mis
esfuerzos y feliz por haberte conocido, le hayé el lado más positivo a nuestro
recorrido y mientras recordaba nuestra larga travesía,
Leí un letrero que decía se renta departamento. Fuí a visitarlo y me quedé con
el, cuánto tiempo pasó, no lo sé pero no dejaba de pensar en ti, ten la certeza
de qué fueron recuerdos maravillosos,
Por los que ya te he perdonado, y cuando quieras saber de mí podrás hacerlo, en
mí encontrarás la mejor amiga, aquella qué nunca soltó tu mano aún qué tu lo
hayas hecho, yo te eh perdonado te dejo mi dirección
Ahora vivo en la calle del olvido en la misma CIUDAD DE LOS SUEÑOS.
Lo importante en la vida es poder dejar ir momentos que se van clausurando, que si terminó tu trabajo, se acabó tu relación, si ya no vives más en esa casa, que si la amistad terminó. Puedes pasar mucho tiempo de tu presente revolcándote en los "¿por qué?", en regresar el casete y tratar de entender ¿por qué sucedió tal o cual hecho? El desgaste va a ser infinito, porque en la vida tú, tus padres, tus amigos, todos y todas, estamos abocados a ir cerrando capítulos pendientes, a dar vuelta a la hoja a terminar con etapas o momentos de la vida, y seguir hacía adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado, ni siquiera preguntándonos "¿por qué?". Lo que sucedió hecho está y hay que soltar, hay que desprenderse.
No podemos ser niño eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes. Ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros; los hechos pasan y hay que dejarlos ir. Por eso a veces es tan importante romper fotos, quemar papeles, destruir recuerdos, echar atrás esos amarres con regalos que te han hecho y que siempre tienes ahí pendientes, cambiarte de casa... en fin.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Hay que dejar ir, soltar, desprenderse, porque en la vida nadie juega con las cartas marcadas. Hay que aprender a perder y ganar, hay que dejar ir, hay que pasar la hoja y hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente, pensando, tal vez, sólo en un futuro cercano, porque el pasado ya pasó.
No esperes a que te esperen, no esperes a que te reconozcan, a que alguna vez se den cuenta de quien eres y de lo que vales. Suelta.
Con el resentimiento al encender tu "televisor personal" para darte y darle al asunto, lo único que consigues es dañarte mentalmente, envenenarte, amargarte. La vida está para adelante, nunca hacia atrás, porque... si andas por la vida dejando puertas "abiertas", por si a caso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo que hoy tienes, con satisfacción.
Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de "regresar", ¿para qué?, necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron todo. Si puedes enfrentarlo hazlo ahora, y hazlo ya, si no, cierra capítulos, convéncete que no vuelve; pero no por orgullo o por soberbia, sino porque tú ya no encajas ahí. En ése lugar, en ése corazón, en ésa habitación, en ésa casa o en ése escritorio. Ya no eres el mismo que fue hace dos días, tres meses o un año. Por lo tanto, no hay nada a que regresar. Cierra la puerta, pasa la hoja, concreta el círculo.
Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regreses será igual, porque en la vida nada es estático, nada se queda quieto. Es sólo salud mental, amor a ti mismo. Desprende lo que ya no está en tu vida, recuerda que nada ni nadie es indispensable, ni un lugar, ni un trabajo, porque cuando llegaste a este mundo lo hiciste sin ése adhesivo, por lo tanto sólo es costumbre. En fin...
Es un trabajo personal aprender a vivir sin ése adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir, es un proceso de aprender a desprenderse y humanamente se puede lograr, porque nada es indispensable; sólo es costumbre, apego, necesidad. Por eso cierra, clausura, limpia, oxigena, desprende, suelta, tira... hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida! Comparto esto contigo, nunca está de más recordar que debemos cerrar nuestros círculos pendientes.