CONTIGO APRENDÍ
Contigo aprendí que vivir es un instante, que siete días son veinticuatro horas en una montaña rusa y al filo del precipicio; que planear no sirve cuando el destino o el azar nos manejan las cartas.
Me enseñaste que el amor es una carrera a cientos de kilómetros por hora y que no gana quien llega primero sino quien (después de haberlo entregado todo) sobrevive entero o en partes.
Me enseñaste que para morir no es necesario dejar de respirar, que se puede morir con una ausencia, con la indiferencia o junto a alguien.
Contigo aprendí que huir no necesariamente es cobardía y que animarse a todo no es sinónimo de valentía, que a veces tan solo es adrenalina. Aprendí que gritar ayuda y que callar asfixia. Me enseñaste a sonreír en la destrucción y a llorar con la injusticia.
A tu lado aprendí que los inviernos se superan y que los veranos pueden congelar si se tiene un alma triste; y que para sanar un alma triste se necesita tiempo. Que negarse a discutir no significa falta de argumento o desinterés, sino prudencia..Me enseñaste que si le importas a alguien te busca y que también (en ocasiones) se aleja para no agrandar la herida.
A tu lado aprendí que la luna no se baja, que las personas son fugaces, que solo lo que dejamos nos perpetúa; que los extremos no son ideales, pero que vivir profundamente es esencial. Me enseñaste que nada sirve si no tengo libertad, y que la libertad no es libre si permito que me encadenen, si dejo que alguien me enajene el juicio, la voz y las ideas.
Contigo aprendí que las palabras pueden sanar, los besos lastimar y las miradas transformar; aprendí que decir adiós no siempre es marcharse y que un “para siempre" puede durar un segundo.
Contigo aprendí que el amor no es posesión, entendí que jamás te tuve aunque te tuviera; que estuviste de paso en mi vida, como yo lo estuve en otras tantas. En tu compañía aprendí que la felicidad es un rato que debemos hacer durar por mucho tiempo; que el cielo y el infierno coexisten y que no está mal habitar un poco en cada uno, que nadie puede juzgarnos por ello.
Contigo aprendí que nunca se olvida aquello que nos marcó tanto y que los años están llenos de memoria. A tu lado crecí; por ti soy esta que soy ahora, libre, armoniosa, intensa y luchadora.
Contigo aprendí, sentí, viví, soñé, volé, corrí. Contigo me hallé y me perdí, me jugué y me gané. Contigo suspiré y enloquecí, me contuve y morí.
Contigo todo, todo fue contigo.
Mi amor y mi lección, me enseñaste que esto no es una despedida, que mientras yo tenga vida, vivirás en mí. Por eso esto no es un “adiós", es un “gracias” y «hasta siempre».Te quiero.
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