Ella nerviosa entro a la habitación de aquel hotel,
a obscuras cerro la puerta mientras el la esperaba
ansioso con una copa de vino en la mano.
Quito las gafas y se desprendió de su vestido que estaba tan
pegado a ella , se descalzo y camino hasta los brazos de su amante
para ser feliz.
Desprendió con tal malicia, su pelo aprisionado y se despojo de prisa de todo lo demás.
Dejo que corrieran sus manos por donde se extremecia.
El se acerco lentamente y le susurro al oído
quiero por fin tenerte y hacerte mía ya.
La lleno lentamente con sus besos,
la amo sin fin , sin razón y sin medida.
Los dos se despiden con una cita de ocasión.
ResponderEliminarAmada Amelia:
Y seguro que regresan a sus casas,
a seguir... la rutina de casados,
que el frío no se siente por el clima,
sino por no saber... calentar la cama.
Te abrazo y te abraso... cielito.