Qué gracioso dirías tú, pero ya no duele como
hace unas semanas, ya no tiembla mi estómago, aunque aún me sigues provocando una sonrisa.
Tu ardor ya no se siente como sal sobre carne viva.
Hoy me di cuenta que te fuiste por completo de mi vida. Aunque al ver tu figura
aún aquí, el deseo infinito por abrazarte llegó al alma mía.
Sin embargo me doy cuenta de que sigo viva, que tu aliento no mata, que tu
ausencia ya no me vibra. Y vienes hoy ante mí a darme alas y a burlarte.
Qué tristeza saber que no me amaste como yo
creí y que dulce es saber que aún estoy presente en ti. Y vienes hoy intentando
a que caiga como siempre caí.
Qué ingrato amor mío, a ti que quise darte todo
de mí; y seguiré fuerte y firme como siempre me viste y más fuerte cada día.
Por si acaso no te has enterado, gracias a que apareciste en mi vida, gracias a
que destruiste mi vida para volver a construirla, estoy así.
Mas no te odio ni te desprecio como tú lo haces
mi cielo; me aferraste a un sueño finito de tenerte entre mis brazos ángel mío.
A pesar de lo odioso que hay en ti, a pesar del ser que llevas dentro, un ser
detestable, tal vez en eso te has convertido pero ya no hay nada más.
Qué chistoso diría yo; ahora soy yo quien lleva
una sonrisa y simplemente la provocas ahora tú… Para mí
Amelia...
ResponderEliminarMi amor...
siempre quiero verte alegre,
aun, cuando con una sonrisa...
hagas funcionar la guillotina.
Te abrazo... con unas ganas...
Tan lindo mi amor, platónico, que dichosa la mujer que este en tu corazón, besitos.
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